El gemido de un perro es tan triste como el llanto de un bebé

Este es uno de los resultados más llamativos de un estudio recientemente publicado en la revista científica Royal Society Open Science.

Fuente: Redacción Capu y Bigotes

¡Sorprendente! Un reciente estudio publicado en la revista científica Royal Society Open Science, revela que tanto el sonido emitido por los gatos, como el expresado por los perros provocan empatía en los humanos, pero el de los perros es especialmente triste, tanto para los dueños de félidos como de cánidos. Llegando a calificar el gemido de un perro como algo tan triste como un bebé llorando.

Esto se debe a que los animales de compañía tienen diversos métodos efectivos para comunicarse con los humanos, siendo una de los más notables las vocalizaciones de angustia, es decir, los maullidos lastimeros de los gatos y el quejido o gemido de los perros. Estos sonidos, emitidos para llamar la atención, son particularmente evocativos para los propietarios, quienes están vinculados a una mayor sensibilidad emocional hacia ellos.

El estudio sugiere que la propiedad de los animales de compañía está asociada a una mayor sensibilidad a las emociones negativas expresadas en las vocalizaciones de angustia de perros y gatos.

La propiedad de mascotas se asocia con una mayor sensibilidad a los sonidos de angustia de los animales de compañía, y puede ser parte de la razón por la que estamos dispuestos a gastar grandes cantidades de tiempo y recursos en ellos, afirma la profesora Christine Pearsons, autora principal del estudio y profesora del Interacting Mind Center del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).

Esta dinámica podría explicar por qué la interacción con los animales de compañía es gratificante, y el motivo por el que una persona se puede ver afectada emocionalmente por señales de comunicación positiva, como el ronroneo y negativas, como maullidos o gemidos.

La investigación se ha efectuado como parte de la construcción de una base de datos de sonidos emocionales, desarrollada originalmente para probar las respuestas instintivas de los padres sobre sus hijos, y en el estudio han participado, además de la citada universidad danesa, investigadores de la Universidad de Oxford, de la Universidad de California, de los Ángeles y del King’s College de Londres.

Adiós al estereotipo 

El estudio no ha encontrado ninguna evidencia que apoye el estereotipo que afirmaba que los dueños de los gatos eran neuróticos, solitarios, falta de sexo y excéntrico, mientras que la propiedad de perros está mejor vista, ya que está asociada a beneficios como el ‘Efecto Lassie’.

Sin embargo, esta generalidad no parece ser cierta. En general, pensamos en los dueños de perros en términos más positivos que en los de gatos. En nuestro estudio, pudimos evaluar cómo los dueños de gatos, los dueños de perros y las personas sin mascotas respondieron a una serie de medidas psicológicas sólidas. Nosotros no encontramos diferencias, explica Christine Parsons.

Para los síntomas de ansiedad, depresión y experiencias en relaciones cercanas, no se encontraron diferencias entre adultos con y sin mascotas. Se sugirió que la propiedad de perros o gatos no está necesariamente vinculada con diferencias individuales en la salud psicológica, al menos como se prueba en el estudio.

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