Recomendaciones para una alimentación natural para perros y gatos

La alimentación natural para nuestras mascotas consiste en ofrecer al perro o gato “alimentos frescos como carne, pescado, fruta y verduras, de donde obtienen los nutrientes necesarios para cubrir sus necesidades nutricionales de una forma más sana y natural”, así asegura la veterinaria y rehabilitadora de animales Sarah Flavia.

Dentro de este tipo de alimentación, señala, las más utilizadas son la BARF o alimentación cruda biológicamente apropiada y la dieta cocinada. Flavia apunta que la dieta BARF se caracteriza porque se ofrece la carne y huesos en crudo.

“Siempre se ha dicho que a los perros y gatos no se les pueden ofrecer huesos, y no está del todo mal indicado, pero hay que tener en cuenta un pequeño matiz: los huesos que se ofrecen en este tipo de dietas vienen envueltos en carne, es decir, no se ofrece solamente hueso como tal, sino que deben de ir con un porcentaje de carne que lo recubra”, remarca.

La veterinaria explica que siempre ha de darse crudo, porque cuando se cocina pierde ciertas propiedades (como la dureza) que hacen que tengan mayor facilidad de astillarse y también afecta a la parte muscular (la carne) que es más vulnerable de ser retirada del hueso. “Cuando está cruda, esto no pasa y, por tanto, su ingesta es más segura”, añade.

“Esta alimentación siempre ha de pasar por un proceso de días o semanas de congelación, en función de la especie de la que procedan la carne, los huesos y las vísceras. Las verduras o frutas para ofrecer serán aquellas que no entran en la categoría de tóxicos para los animales y que solemos consumir en nuestro día a día”, aconseja Flavia.

Asimismo, es importante que la cantidad diaria que se le ofrece al animal sea la adecuada para evitar problemas de bajada o subida de peso en exceso. Y también que las cantidades de cada grupo de alimentos sean las que se corresponden con las características de la mascota, ya que un exceso en el aporte de vísceras puede conllevar a diarreas y alteraciones analíticas, o un exceso de huesos puede provocar estreñimiento.

“De ahí, la importancia de documentarse bien o contactar con algún veterinario que trabaje en esta área, sobre todo si hablamos de animales con patologías en los que hay que tener en cuenta diferentes factores”, subraya.

La principal diferencia de la dieta cocinada con la BARF es que todo pasa por un proceso de cocinado respetando diferentes tiempos según el alimento. “Esta dieta no lleva huesos, por lo que el aporte de minerales como el calcio y otras vitaminas se deben administrar mediante el uso de suplementos“, defiende la veterinaria.

También indica que el aporte de verduras y cereales es mayor que en la BARF, ya que se usan alimentos como boniato, yuca, quinoa o arroz integral. “Este aporte de hidratos de carbono es necesario para ayudar al tránsito digestivo, al saciado y, por supuesto, al aporte de nutrientes que otros alimentos no proporcionan o lo hacen en menor medida”, determina.

Flavia, además de analizar qué es la dieta natural y la diferencia entre las dos modalidades, ha compartido los puntos que, en su opinión, se deben tener en cuenta de la alimentación para perros y gatos.

Se tiene que tener en cuenta la necesidad de un espacio de almacenaje, la organización de menús para que haya variedad proteica y vegetal, y recuerda que hay que respetar los tiempos de congelación si se ofrece BARF al animal de compañía.

Otro punto fundamental a la hora de adoptar este tipo de nutrición para la mascota es que hay que tener en mente la organización del tiempo para el preparado de las raciones, la suplementación necesaria para que las necesidades nutricionales estén cubiertas, y la higiene y limpieza.

Asimismo, Flavia sostiene que, si se trata de un animal con alguna patología, siempre hay que tenerlo bajo la supervisión de un veterinario nutricionista, y que se deben adquirir los productos en tiendas de confianza.

Otros de los beneficios que considera que registra este tipo de nutrición para las mascotas, como mejora de problemas de alergias y cambios en el aspecto del pelaje.

Hay que tener en cuenta las circunstancias de cada propietario y de su animal de compañía a la hora de usar un tipo de alimentación.“Lo mejor es valorar las opciones con un veterinario o veterinaria que trabaje con la nutrición natural y os oriente en lo que puede ser mejor”, concluye la veterinaria.

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