Muchas veces se duda, si se puede o no, darles de vez en cuando alguna fruta. Ello debido, entre otras cosas, a las cantidades de azúcar y a la fibra que no procesa igual que en un humano. Sin embargo, en verano, pueden ser una fuente extra de hidratación.
Se trata de un plus o premio que no sustituye sus croquetas. Por ejemplo, el plátano es válido cuando es menos de la mitad o la mitad (si la mascota es de gran tamaño) y en pequeños trozos -al menos una vez a la semana- por el alto contenido de potasio y el aporte de probióticos.
Con el melón se pueden fortalecer sus depósitos de vitamina A, B y C. Asimismo, la manzana les aportará mucha vitamina C y ayudará a tratar problemas digestivos o diarreas, solo hay que eliminar las semillas; lo mismo que la sandía, la cual debe estar perfectamente libre de estos granos.
El durazno también lleva alta carga de agua y es ideal para los perros que comen poco, carentes de hierro o sufren de anemia; mientras que la pera beneficia a su tránsito intestinal, por lo que su nivel de azúcar es bajo y tiene mucha fibra.
Las fresas son antioxidantes, cuidan su piel, así como sus huesos y los ayudan con la digestión, eso sí, deben estar perfectamente lavadas y con una o la mitad serán felices. El pepino les beneficia a los perros que tienden a inflamarse o los que son sensibles de la piel.
Cabe subrayar que cada perro es diferente y se debe estar pendiente de cómo lo procesan, si hay diarrea se debe dejar de darles esa fruta. Está totalmente prohibido para ellos las uvas y pasas porque son dañinas para sus riñones, también la palta, nueces y papas. El coco tampoco es para ellos, representa mucha grasa y calorías.
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