A pesar de las condiciones desafiantes del área geográfica, los humanos se las han ingeniado para vivir por miles de años en la cordillera de Velebit, cruzando el mar Adriático, en Croacia. Cuando alcanza la fuerza de un huracán, esta explosión fría y seca puede hacer que el terreno escarpado y árido, dominado por una topografía de roca porosa conocida como karst, se congele al mediodía, comenta la arqueóloga Vedrana Glavaš, de la Universidad de Zadar.
En 2014, ella y un equipo estaban trabajando en Velebit Mountain cuando descubrieron partes de una fortaleza y necrópolis de 3000 años de antigüedad. Para explorar más, ella necesitaba más ayuda. En 2015, Glavaš se topó con un método sorprendente y económico: se asoció con el entrenador de perros Andrea Pintar, cuya compañía Canine Caffe, ofrece perros especializados denominados ‘cadáveres’, que han ayudado a rastrear casos fríos para la policía y encontrar fosas comunes para los funcionarios locales.
Glavaš, quien con Pintar publicó su investigación en 2018, dice que los perros finalmente encontraron más de seis tumbas únicas, una a unos 50 metros del resto. Glavaš excavó seis de ellos, hallando cofres funerarios de piedra, artefactos y huesos de dedos de manos y pies humanos.
“Los perros demostraron ser invaluables”, dice Glavaš. Mejoraron de manera única la capacidad de los métodos tradicionales de búsqueda de tumbas, como estudios de campo, fotografía aérea, imágenes satelitales infrarrojas, radar de penetración en tierra y otras tecnologías. Y Glavaš no es el único arqueólogo que recurre a los detectives caninos.
Una nueva investigación demuestra que un cachorro debidamente entrenado puede recoger los llamados ‘olores de la muerte’ de restos que tienen siglos de antigüedad. Precisamente qué compuestos están oliendo sigue siendo un misterio, pero los esfuerzos de los perros podrían ayudar a iluminar milenios pasados.
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